En nuestra experiencia cotidiana nos ocurre a menudo que imputamos a los demás creencias, expectativas e intenciones, más o menos explicitas. Sin embargo, no somos conscientes de cuanto de estos mecanismos escapan a nuestro control. El conocimiento de estos procesos podría habilitarnos a interpelarnos acerca de las razones por las que vemos las cosas de una manera y no otra y si tenemos intención de modificar nuestras creencias. El investigador de la Cognición Social tiene un rol importante en esto.
En este capítulo se repasa el desarrollo de una disciplina que ha tomado mucho relieve en los últimos tiempos. Cabe destacar que con el desarrollo de las neurociencias han surgido evidencias que han dado sustento empírico a la existencia de los llamados atajos cognitivos. Estos atajos implican la conexión entre detalles de bajo nivel y construcciones sociales y culturales. Este tipo de aproximación fue marginada en la primera mitad del siglo xx y comenzó a crecer luego de 1950. Términos como prototipos y estereotipos se hicieron de uso frecuente. Más tarde, entre 1980 y 2000, con el desarrollo de las neurociencias el conocimiento del procesamiento de objetos, rostros y acciones se hizo de especial interés para la Cognición Social. En el presente capítulo se repasan las distintas aproximaciones interdisciplianarias que dan cuerpo a esta línea de trabajo.
Si usted desea citar este capítulo del Manual use la siguiente reerencia:
González, F. & Ruiz, P. (2015). Cognición Social. En A. Vásquez Echeverría (Ed.) Manual de Introducción a la Psicología Cognitiva (pp. 249-271). Montevideo: UdelaR.